Las Excavaciones de Pompeya
Hacia 1594-1600 el arquitecto Domenico Fontana, durante la construcción de un canal para conducir el agua del río Sarno a Torre Annunziata, descubrió, sin darse cuenta, algunos edificios y unas inscripciones de la antigua Pompeya. Pero las excavaciones propiamente dichas empezaron en 1748, 10 años más tarde que las de Ercolano, durante el reinado de Carlos de Borbón, que deseaba ampliar su museo particular.
En 1775 se constituyó la "Accademia Ercolanese" con el objeto de estudiar los monumentos de Ercolano y de Pompeya. En este periodo salieron a la luz la Villa di Cicerone, luego recubierta, la Villa de Diomede, el Teatro y la Casa di Julia Felice. Se dio un gran impulso a los trabajos de excavación en la época de José Bonaparte y Joaquín Murat, descubriéndose la Basilica, el Foro, el Tempio della Fortuna Augusta, las Terme Minori y las casas llamadas de Pansa, del Poeta trágico y del Fauno. Entre 1848 y 1850 hubo un intervalo, mientras desde 1850 y 1859 se descubrieron la Via Stabiana y las Terme Stabiane.
En 1860 la dirección de las excavaciones fue confiada a Giuseppe Fiorelli, que experimentó la sugestiva técnica de los calcos en yeso para revivir la dramática agonía de la ciudad; de hecho los cuerpos de personas y animales y los organismos vegetales (plantas, árboles y también objetos de madera), recubiertos por una gruesa capa de “lapilli” incandescentes, se descompusieron dejando un vacío en el compacto banco de ceniza; colando yeso líquido en estas cavidades, se sacaron unos calcos que reproducían fielmente los rasgos de hombres y animales en los últimos instantes de su vida. En este periodo salieron a la luz la Casa dei Vetti, la Casa degli Amorini dorati, la Casa di Lucrezio Frontone, la Villa dei Misteri y la Casa di Menandro. En los últimos años las excavaciones, confiadas en principio a Amedeo Maiuri y luego a partir de 1961 a de Franciscis , se han ido perfeccionando, llegando a descubrir más o menos tres quintas partes de toda la ciudad.
Las excavaciones realizadas han permitido documentar la evolución de la casa y las zonas inmediatas, practicando sondeos a partir del nivel de uso del edificio, destruido como toda Pompeya y otras ciudades vecinas, por la erupción del Vesubio en el año 79 d.c.
La exposición está dividida en cuatro apartados: La ciudad de Pompeya, La Casa de Ariadna, Las Excavaciones, y uno último dedicado a la región de Campania y las tierras valencianas. El recorrido expositivo está planteado como un viaje, de manera que el visitante accede en primer lugar a la ciudad donde se encuentra la excavación, para luego conocer la Casa de Ariadna desenterrada en el siglo XIX y cuyos restos son los actualmente visibles.
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