Este hecho marcó su vida, ya que una obra de tal envergadura requirió la creación de un importante taller, que fue el principal de Florencia a lo largo de medio siglo, por lo que se formaron en él destacadas figuras, como Donatello, Michelozzo, Uccello, Masolino y Filarete. Las puertas norte, realizadas de 1403 a 1424, incluyen veinte episodios de la vida de Cristo y ocho figuras de santos, talladas con el estilo elegante y minucioso, lleno de detalles, que caracteriza la escultura gótica.
En 1425, el gremio de comerciantes de Florencia, satisfecho con su trabajo, le pidió que se ocupara también de las puertas este, que centraron su actividad hasta 1452. Sus diez grandes plafones de bronce dorado representan escenas del Antiguo Testamento en un estilo que nada tiene que ver con el anterior, por sus figuras poderosas, construidas sobre fondos de paisaje en los que se aplican con rigor las reglas de la perspectiva renacentista.
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