jueves, 4 de marzo de 2010

Gótico



¿Dónde surge?

En Francia es donde el gótico nace y es la forma francesa la que se reparte por toda Europa, principalmente a causa de que es en Francia donde residen las órdenes monásticas más activas.







Expansión de la arquitectura gótica


La influencia de la arquitectura gótica francesa en el resto de Europa fue enorme. En España, este estilo también está representado por las grandes catedrales urbanas, si bien en el siglo XV la obra civil adquirió mayor importancia. Durante la etapa del gótico clásico, la implantación de las influencias francesas a través de la corte de Fernando III se refleja en las catedrales de Burgos, Toledo y León. A pesar de ello, las catedrales españolas no fueron copias provincianas de los modelos franceses, y en ellas se perciben características arquitectónicas y decorativas propias de la cultura hispana, como la introducción de elementos mudéjares. La más próxima a los prototipos franceses es la catedral de León, terminada hacia 1280, que responde a los ideales clásicos de altura y amplias superficies acristaladas con magníficas vidrieras. En el siglo XIV el mayor desarrollo arquitectónico tuvo lugar en Cataluña y Levante, con ejemplos destacados como las catedrales de Barcelona Palma de Mallorca y Gerona. El modelo de catedral en este área se adecuó a los postulados del sur de Francia, por lo que se ha denominado gótico mediterráneo. Este estilo se caracteriza por el predominio de la planta de salón —consistente en la disposición de naves a la misma altura—, la diafanidad espacial, el aprovechamiento de los vacíos entre contrafuertes para alojar capillas, la escasa iluminación y la supresión de los arbotantes, lo que se traduce en exteriores macizos y sin esa tendencia a la verticalidad propia del gótico francés más ortodoxo.

En Alemania el gótico también apareció a lo largo del siglo XIII, aunque en una primera fase convivió con los esquemas románicos autóctonos. En 1248 se inició la catedral de Colonia, que excedía en su altura interior a la catedral de Beauvais y cuyo coro se inspiró en el estilo radiante de la catedral de Amiens. Poco después se inicia la de Estrasburgo, en el siglo XIV la de San Esteban de Viena y las catedrales de Praga, Friburgo y Ulm, que destacan por sus esbeltas torres. También en Alemania se materializó el modelo de iglesia-salón característica del gótico mediterráneo, como se observa en San Lorenzo de Nuremberg (siglo XV).



En Italia e Inglaterra la aceptación de los esquemas franceses se encontró con mayores reticencias, de modo que su influencia fue escasa. Las iglesias florentinas y las reminiscencias superficiales del gótico francés en las fachadas de la catedrales de Siena y Orvieto son simples fases transitorias en la evolución que condujo en Italia del románico clasicista a los inicios de la arquitectura renacentista en la obra de Filippo Brunelleschi.

En Inglaterra, la influencia de la arquitectura gótica francesa tan sólo se manifiesta en dos ocasiones, una en torno a 1170 con la ampliación oriental de la catedral de Canterbury y otra, a mediados del siglo XIII, en la abadía de Westminster (comenzada en 1245), basada en el esquema general de Reims. Por lo demás, los arquitectos ingleses desarrollaron su propio lenguaje gótico que enfatizó la longitud y la horizontalidad. La girola poligonal o semicircular francesa se sustituyó por una cabecera cuadrada, prolongada en ocasiones por una rectangular Lady Chapel o capilla de la Virgen. Este acusado alargamiento de la planta, a menudo determinó el uso de dos transeptos y la multiplicación de nervios en las bóvedas, algunos de los cuales fueron puramente ornamentales.

El primer gótico inglés está representado por la catedral de Salisbury y la aguja del siglo XV). La introducción de tracería calada en la abadía de Westminster produjo una espectacular evolución de estos elementos. El periodo decorativo subsiguiente (Decorated Style), con su profusa ornamentación, cuenta con ejemplos como el coro de la catedral de Linconl (comenzado en 1256), el crucero de la catedral de Wells y la torre octogonal de la catedral de Ely, entre otros.


Difusión de la escultura gótica


Aunque la génesis de la escultura gótica se iniciara en el norte de Francia, como sucedió en el caso de la arquitectura, algunas de las obras más notables se realizaron en Alemania. La escultura gótica alemana se caracterizó por un fuerte expresionismo, algunas veces en el límite de la caricatura, y al mismo tiempo por una lírica belleza y elegancia formal. En el siglo XIII destaca el conjunto de la catedral de Bamberg, con numerosas esculturas influidas por el estilo de Reims. Entre ellas sobresalen la del Caballero de Bamberg, la primera estatua ecuestre aparecida en el arte occidental desde la época carolingia. Aunque la identidad del jinete no se ha confirmado, algunos apuntan la posibilidad de que se trate de Conrado II, mientras otros opinan que tan solo plasma el ideal heroico de los monarcas medievales, en este caso de la dinastía alemana. En este mismo periodo se realizaron las esculturas de la catedral de Naumburgo, especialmente las parejas oferentes situadas en el coro, como el famoso grupo de Ekkehard y Uta, que se han relacionado con la escultura de la catedral de Burgos (España).



En Italia existió, como en el caso de la arquitectura, una cierta reticencia a aceptar los postulados franceses. En este caso sería más apropiado hablar de tendencias goticistas dentro de un clima en el que va apareciendo el protorrenacimiento. El taller más representativo fue el de Pisa, iniciado por Nicola Pisano, autor del púlpito de mármol del baptisterio de Pisa. Su hijo Giovanni Pisano fue el primer artista italiano en adoptar las directrices del gótico francés, combinadas con la influencia clásica recibida de su padre, como se observa en el púlpito de la catedral de Siena. En la fachada de la misma catedral, realizada en torno a 1290, labró un grupo de esculturas que representan profetas y filósofos griegos dotados de una gran intensidad expresiva.

Aunque durante las últimas décadas del siglo XIV un número creciente de escultores italianos adoptó los principios del estilo gótico francés, sus obras muestran el conocimiento del desnudo clásico y la diferenciación entre cuerpo y vestimenta. Esta fase de la escultura italiana acabó poco después de 1400, con las puertas de bronce para el baptisterio de la catedral de Florencia realizado por Lorenzo Ghiberti, precursor de la escultura del renacimiento italiano.

En España, en el segundo cuarto del siglo XIII se introdujeron las formas de la escultura francesa a través de las intensas relaciones políticas y culturales que la monarquía española estableció con la francesa. En el siglo XIII destacaron dos talleres en torno a las catedrales de Burgos y León. En la primera cabe citar la portada de la Coronería y la del Sarmental, correspondientes a los transeptos, así como las esculturas de las fachadas y el claustro. En relación con este taller, destaca la escultura de la abadía de Las Huelgas, a pocos kilómetros de Burgos, con los excepcionales sepulcros de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet. En cuanto a la de León, la escultura española alcanzó altas cotas de calidad, como se aprecia en la portada de la Virgen Blanca de la fachada occidental. Durante el siglo XIV en España la escultura exterior de las catedrales se hizo más menuda por la influencia del arte mudéjar y las obras en marfil. Destacan la puerta del Reloj de la catedral de Toledo y la puerta Preciosa de la de Pamplona; aunque es en Cataluña donde se encuentran los conjuntos escultóricos más sobresalientes, formados por sepulcros y retablos de influencia italiana.

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