lunes, 8 de marzo de 2010

Arco apuntado

Arco apuntado


Se denomina arco apuntado al tipo de arco constituido por dos tramos curvos que se cortan superiormente formando un ángulo en su clave.

Conocido también como arco ojival, es característico de la arquitectura y el arte gótico, por lo que es fácil encontrarlo en las construcciones de esa época, tanto en las de uso civil como en las de carácter militar, siendo más frecuentes aún en las de tipo religioso.



Por ello son fácilmente visibles en el interior de las iglesias góticas y gótico-mudéjares de la provincia separando las tres naves longitudinales en que suelen estar divididas, así como en el exterior, tanto en las portadas como en los ventanales de sus ábsides.

De igual forma el arco apuntado puede verse en las construcciones neogóticas de principio del siglo XIX surgidas con la aparición y el auge de la arquitectura-historicista.



Arcos góticos



Arcos góticos

Elementos característicos de la arquitectura gótica es el arco apuntado. Su mayor verticalidad hace que las precisiones laterales sean menores que las del siglo medio punto o semicircular, el mas corriente del romántico, según tuvimos ocasión de ver en el capitulo anterior. Al arco apuntado se le dan diferentes nombres según la proporción entre su altura y su luz. Así se llama:


- De todo punto, cuando sus centros están en los arranques.

- De tercio punto, cuando dividida su anchura en tres partes, los centros se encuentran en los extremos del tercio central.

- De cuarto punto, si dividida su anchura en cuatro partes, se hace centro en los dos extremos de los dos cuartos interiores. El arco apuntado experimenta, durante el gótico, una diversidad de transformaciones. En el siglo XV se generaliza el arco apuntado conopial o cóncavo-convexo de cuatro centros, dos dentro, a la altura de las impostas, y dos fuera, en la parte superior. Algo posterior es el arco rebajado del tipo carpanel, de tres centros, dos en la línea de impostas y uno muy por bajo de ella. Típico de Inglaterra es el arco Tudor. En vanos secundarios de la arquitectura gótica es utilizado también el arco escarzano. Por ultimo, a finales del gótico se adopta el arco mixtilíneo, que resulta de la introducción de pequeños trazos rectilíneos dentro del arco.


Plantas y bóvedas del Gótico



Planta y bóvedas del Gótico




En el siglo XIX, se formuló la teoría de los tres elementos típicos del gótico en arquitectura: el arco apuntado, la bóveda de crucería y el arbotante, configurando de esta manera una caracterización puramente técnica y funcional de la nueva arquitectura.
Todos estos elementos, han sido cuestionados por la crítica en algún momento. Así el arco apuntado, considerado como el elemento formal más típico del estilo gótico, arco al que también se ha denominado ojival por su terminación en ojiva, dando incluso nombre al estilo, ya había sido utilizado en la arquitectura Europea occidental, tanto en la arquitectura románica de Borgoña y de Provenza como en la de Aquitania y el Poitu. Por ello mismo lo había incorporado la primera arquitectura cisterciense. Se entendía que frente al arco de medio punto, el arco apuntado reducía los empujes laterales, permitiendo una mayor luz, contribuyendo de modo decisivo al impulso en verticalidad del nuevo estilo. Pero ha sido sin duda la bóveda de crucería el elemento formal sobre el que más se ha especulado desde el punto de vista funcional y plástico. Todo este conjunto (plementos, nervios diagonales, perpiaños y formeros) determina un tramo, que en los primeros momentos de la arquitectura gótica preclásica, durante la segunda mitad del siglo XII, es de planta cuadrada, utilizándose entonces un tercer nervio transversal, que divide la plementería en seis partes, por lo que la bóveda recibe el nombre de sexpartita correspondiendo a la misma planta una alternancia de soportes. La renuncia de la arquitectura gótica a dicha alternancia de soportes hacía innecesaria la primitiva bóveda sexpartita, generalizándose la bóveda de crucería sencilla, o simplemente bóveda de crucería, generalmente configurando un tramo más ancho que profundo de forma oblonga. Según la teoría de Viollet-le-Duc, el peso de la plementería de la bóveda de crucería es soportado por los nervios y desviado en dos direcciones: una vertical, concentrada por los nervios diagonales en los cuatro ángulos del tramo y transmitida hacia abajo a través de las columnillas adosadas a los pilares, y otra lateral, que en la arquitectura románica había sido contrarrestada por los muros, los contrafuertes, y por las tribunas sobre las naves laterales. También la arquitectura gótica, en el primer momento preclásico, utiliza las tribunas sobre las naves laterales como sistema de contrarresto lateral, pero, al suprimirlas en el periodo clásico va a suplir su función por medio de los arbotantes o arcos exteriores lanzados oblicuamente en el aire, por encima de las naves laterales, para así contrarrestar los pesos y desviar las cargas laterales hacia los contrafuertes exteriores. De esta manera queda determinado un sistema constructivo con una armadura funcional, la única que trabaja, mientras que el resto no intervendría en la estabilidad del edificio y podría ser suprimido. Así el muro ya no resulta más que un elemento de relleno y puede ser vaciado, sustituido por un cierre de vidrieras. Focillon lo definió como un sistema “de nervios”; por un lado, y de “tejido conjuntivo”, por otro. La importancia funcional que la bóveda de crucería tiene en el nuevo sistema gótico indujo a los historiadores del arte al rastreo de sus posibles orígenes, habiéndose defendido diversas hipótesis que han señalado precedentes tanto en las cúpulas hispano-musulmanas de arcos entrecruzados (Lambert), como en las cúpulas de la mezquita de Selyuqí en Persia, o en las iglesias de Georgia y Armenia, y en la arquitectura lombarda. Al margen de todo ello, para la arquitectura gótica los precedentes más próximos se encuentran en la arquitectura románica de Inglaterra y de Normandía. Esta teoría funcional de la arquitectura gótica no fue puesta en tela de juicio hasta un estudio e Pol Abraham (1934) en el que se negó el carácter funcional de los nervios diagonales de la bóveda de crucería, concediéndoles sólo una función decorativa, ya que una bóveda de aristas no necesita de nervios para contrarrestar las cargas en los ángulos del tramo que cubre. Este tipo de bóveda concentra los esfuerzos en cuatro puntos determinados en que apoyan los nervios cruzados, lo que permite prescindir de los muros macizos del Románico, sustituidos por amplios ventanales con vidrieras, de mayor luminosidad. Es más ligera al completarse los espacios entre los nervios con plementería, lo que permite elevar el conjunto.




PLANTAS DE CATEDRAL GOTICA


Las iglesias más importantes y los edificios representativos todavía se proyectan con plantas aproximadamente simétricas, pero las excepciones empiezan a ser numerosas (especialmente en Inglaterra); en altimetría se admiten sin dificultad soluciones absolutamente asimétricas, como se ve en casi todos los frentes de las iglesias francesas.
Los edificios de planta central son siempre menos frecuentes y los organismos más representativos se orientan por lo general con claridad en una dirección determinada.


jueves, 4 de marzo de 2010

Características del Gótico





Arquitectura




Dos son los elementos esencialmente característicos de la arquitectura gótica: la bóveda de crucería y el arco ojival; afectando la primera a la estructura, y el otro, más particularmente, a las formas exteriores. La bóveda de crucería concentra los esfuerzos en puntos determinados, centralizando los empujes, lo que determina la desaparición de los muros macizos del románico, que son sustitui-dos por amplios ventanales con vidrieras. Los empujes son trasladados por medio de los arbotantes a los contrafuertes exteriores, que rematan en pináculos. La bóveda descansa sobre altísimos pilares, formados por un macizo central y columnas o baquetones adosados, a tenor de los nervios de la bóveda, verificándose la transición por un capitel, con temas vegetales, que paulatinamente va decreciendo en importancia hasta terminar siendo una simple faja decorativa. A este concepto dinámico de la construcción, frente a la estática románica, se le añaden las for-mas agudas de los arcos, en que abren puertas y ventanas; éstas, como los rosetones, con tra-cería, formada por motivos geométricos, entre las que se colocan las vidrieras. La complicación de estas tracerías, la aparición de nuevos tipos de arcos (conopiales, escarzanos, carpaneles) y la complicación de bóvedas, que aumentan el número de nervios, con sus consiguientes consecuencias en las demás partes del edificio, señalan las características determinantes de las diversas fases en la evolución del estilo gótico.



La Catedral


La catedral es el monumento característico de la arquitectura gótica, en la que se reúnen todas las características esenciales del estilo. Existe una especie de competencia entre los pueblos por poseer la catedral más esbelta y elevada. Su planta, en forma de cruz, es de tres o cinco naves, con crucero más corto que el de la arquitectura románica, y en la cabecera la girola o deambulatorio, en la que se abren las capillas poligonales, todas encerradas en un gran medio círculo. Son destacadas las altísimas naves laterales, las que sirven de campanario y en las que se abren los amplios ventanales. Rodean el perímetro de la catedral recios contrafuertes, que reciben los empujes de los arbotantes, y rematados por pináculos.



Escultura





Se inicia a mediados del siglo XII en la Isla de Francia, alcanzando su apogeo en el siglo XIII y llegando a sus últimas manifestaciones en el primer tercio del siglo XVI. El naturalismo, la humanización de la divinidad, la exposición clara y ordenada son los caracteres esenciales de la escultura gótica. En el siglo XIII, la época de mayor esplendor de este arte en Francia, que se difunde por toda Europa occidental, la escultura es con vestidos sencillos, en los que los pliegues caen con gran simplicidad. A fines de este siglo se buscan los efectos pintorescos. Se opone una corriente que sustituye la belleza abstracta por la real: es el arte del retrato. Al mismo tiempo los plegados se multiplican en numerosos y pequeños pliegues sinuosos, a los que contribuyen las siluetas de las figuras, que se incurvan en un movimiento gracioso.
A fines del siglo XIV se impone un estilo originario de Borgoña, en el que el arte del retrato se perfecciona y los vestidos pierden sus múltiples curvas caligráficas, que se transforman en pliegues angulosos y quebrados, como en la pintura. Se copian escenas de la vida real para las representaciones, y la tendencia sentimental iniciada en el siglo XIV conduce al más hondo patetismo. Los temas patéticos se prodigan, la representación de martirios, la Piedad, los Cristos sangrantes, los esqueletos roídos por gusanos, etc., son habituales. La escultura gótica se halla subordinada a la arquitectura. Desaparecen las representaciones iconográficas en los capiteles, que son reemplazadas por temas vegetales, directamente inspirados en la naturaleza, en los que, no obstante, se mezclan a veces temas animados. Son las portadas de las catedrales, fundamentalmente las de los pies del templo y brazos del crucero, los conjuntos más acabados de la escultura gótica. En ellas se desarrollan los temas iconográficos con la máxima claridad compositiva. Estatuas de bulto redondo, apóstoles o profetas, adosados a jambas y mainel: tímpano, dividido en fajas, con relieves: Juicio Final, Vida de la Virgen o de Jesús, o vida de Santos; y en las arquivoltas, bajo doseletes, ángeles, ancianos del Apocalipsis, u otras figuras, siguiendo la dirección de la curva del arco.




Pintura





En los Países Bajos, como en todo el occidente europeo, se ha perdido por completo la tradición románica que cubría totalmente las paredes de los templos con amplias composiciones murales, debido, fundamentalmente, a la peculiar estructura de la arquitectura gótica, que no deja espacio para ello. Cuando es necesario se utilizan tapices. Es en los retablos donde más espléndidamente se manifiesta el genio pictórico de los primitivos flamencos. Estos son de pequeñas proporciones. Como consecuencia del pequeño tamaño, la técnica es detallista, como en las mi-niaturas, en las que se encuentra un antecedente de esta técnica de los primitivos flamencos.
El detallismo en las representaciones no se ciñe exclusivamente a los personajes, rostros y manos, sino que con el mismo espíritu se detiene en los diversos objetos de un interior, como en las variadas plantas o animales que animan un paisaje. Copian la naturaleza sin pretender idealizarla.

Gótico



¿Dónde surge?

En Francia es donde el gótico nace y es la forma francesa la que se reparte por toda Europa, principalmente a causa de que es en Francia donde residen las órdenes monásticas más activas.







Expansión de la arquitectura gótica


La influencia de la arquitectura gótica francesa en el resto de Europa fue enorme. En España, este estilo también está representado por las grandes catedrales urbanas, si bien en el siglo XV la obra civil adquirió mayor importancia. Durante la etapa del gótico clásico, la implantación de las influencias francesas a través de la corte de Fernando III se refleja en las catedrales de Burgos, Toledo y León. A pesar de ello, las catedrales españolas no fueron copias provincianas de los modelos franceses, y en ellas se perciben características arquitectónicas y decorativas propias de la cultura hispana, como la introducción de elementos mudéjares. La más próxima a los prototipos franceses es la catedral de León, terminada hacia 1280, que responde a los ideales clásicos de altura y amplias superficies acristaladas con magníficas vidrieras. En el siglo XIV el mayor desarrollo arquitectónico tuvo lugar en Cataluña y Levante, con ejemplos destacados como las catedrales de Barcelona Palma de Mallorca y Gerona. El modelo de catedral en este área se adecuó a los postulados del sur de Francia, por lo que se ha denominado gótico mediterráneo. Este estilo se caracteriza por el predominio de la planta de salón —consistente en la disposición de naves a la misma altura—, la diafanidad espacial, el aprovechamiento de los vacíos entre contrafuertes para alojar capillas, la escasa iluminación y la supresión de los arbotantes, lo que se traduce en exteriores macizos y sin esa tendencia a la verticalidad propia del gótico francés más ortodoxo.

En Alemania el gótico también apareció a lo largo del siglo XIII, aunque en una primera fase convivió con los esquemas románicos autóctonos. En 1248 se inició la catedral de Colonia, que excedía en su altura interior a la catedral de Beauvais y cuyo coro se inspiró en el estilo radiante de la catedral de Amiens. Poco después se inicia la de Estrasburgo, en el siglo XIV la de San Esteban de Viena y las catedrales de Praga, Friburgo y Ulm, que destacan por sus esbeltas torres. También en Alemania se materializó el modelo de iglesia-salón característica del gótico mediterráneo, como se observa en San Lorenzo de Nuremberg (siglo XV).



En Italia e Inglaterra la aceptación de los esquemas franceses se encontró con mayores reticencias, de modo que su influencia fue escasa. Las iglesias florentinas y las reminiscencias superficiales del gótico francés en las fachadas de la catedrales de Siena y Orvieto son simples fases transitorias en la evolución que condujo en Italia del románico clasicista a los inicios de la arquitectura renacentista en la obra de Filippo Brunelleschi.

En Inglaterra, la influencia de la arquitectura gótica francesa tan sólo se manifiesta en dos ocasiones, una en torno a 1170 con la ampliación oriental de la catedral de Canterbury y otra, a mediados del siglo XIII, en la abadía de Westminster (comenzada en 1245), basada en el esquema general de Reims. Por lo demás, los arquitectos ingleses desarrollaron su propio lenguaje gótico que enfatizó la longitud y la horizontalidad. La girola poligonal o semicircular francesa se sustituyó por una cabecera cuadrada, prolongada en ocasiones por una rectangular Lady Chapel o capilla de la Virgen. Este acusado alargamiento de la planta, a menudo determinó el uso de dos transeptos y la multiplicación de nervios en las bóvedas, algunos de los cuales fueron puramente ornamentales.

El primer gótico inglés está representado por la catedral de Salisbury y la aguja del siglo XV). La introducción de tracería calada en la abadía de Westminster produjo una espectacular evolución de estos elementos. El periodo decorativo subsiguiente (Decorated Style), con su profusa ornamentación, cuenta con ejemplos como el coro de la catedral de Linconl (comenzado en 1256), el crucero de la catedral de Wells y la torre octogonal de la catedral de Ely, entre otros.


Difusión de la escultura gótica


Aunque la génesis de la escultura gótica se iniciara en el norte de Francia, como sucedió en el caso de la arquitectura, algunas de las obras más notables se realizaron en Alemania. La escultura gótica alemana se caracterizó por un fuerte expresionismo, algunas veces en el límite de la caricatura, y al mismo tiempo por una lírica belleza y elegancia formal. En el siglo XIII destaca el conjunto de la catedral de Bamberg, con numerosas esculturas influidas por el estilo de Reims. Entre ellas sobresalen la del Caballero de Bamberg, la primera estatua ecuestre aparecida en el arte occidental desde la época carolingia. Aunque la identidad del jinete no se ha confirmado, algunos apuntan la posibilidad de que se trate de Conrado II, mientras otros opinan que tan solo plasma el ideal heroico de los monarcas medievales, en este caso de la dinastía alemana. En este mismo periodo se realizaron las esculturas de la catedral de Naumburgo, especialmente las parejas oferentes situadas en el coro, como el famoso grupo de Ekkehard y Uta, que se han relacionado con la escultura de la catedral de Burgos (España).



En Italia existió, como en el caso de la arquitectura, una cierta reticencia a aceptar los postulados franceses. En este caso sería más apropiado hablar de tendencias goticistas dentro de un clima en el que va apareciendo el protorrenacimiento. El taller más representativo fue el de Pisa, iniciado por Nicola Pisano, autor del púlpito de mármol del baptisterio de Pisa. Su hijo Giovanni Pisano fue el primer artista italiano en adoptar las directrices del gótico francés, combinadas con la influencia clásica recibida de su padre, como se observa en el púlpito de la catedral de Siena. En la fachada de la misma catedral, realizada en torno a 1290, labró un grupo de esculturas que representan profetas y filósofos griegos dotados de una gran intensidad expresiva.

Aunque durante las últimas décadas del siglo XIV un número creciente de escultores italianos adoptó los principios del estilo gótico francés, sus obras muestran el conocimiento del desnudo clásico y la diferenciación entre cuerpo y vestimenta. Esta fase de la escultura italiana acabó poco después de 1400, con las puertas de bronce para el baptisterio de la catedral de Florencia realizado por Lorenzo Ghiberti, precursor de la escultura del renacimiento italiano.

En España, en el segundo cuarto del siglo XIII se introdujeron las formas de la escultura francesa a través de las intensas relaciones políticas y culturales que la monarquía española estableció con la francesa. En el siglo XIII destacaron dos talleres en torno a las catedrales de Burgos y León. En la primera cabe citar la portada de la Coronería y la del Sarmental, correspondientes a los transeptos, así como las esculturas de las fachadas y el claustro. En relación con este taller, destaca la escultura de la abadía de Las Huelgas, a pocos kilómetros de Burgos, con los excepcionales sepulcros de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet. En cuanto a la de León, la escultura española alcanzó altas cotas de calidad, como se aprecia en la portada de la Virgen Blanca de la fachada occidental. Durante el siglo XIV en España la escultura exterior de las catedrales se hizo más menuda por la influencia del arte mudéjar y las obras en marfil. Destacan la puerta del Reloj de la catedral de Toledo y la puerta Preciosa de la de Pamplona; aunque es en Cataluña donde se encuentran los conjuntos escultóricos más sobresalientes, formados por sepulcros y retablos de influencia italiana.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Escultura y Pintura Románica



Características de la escultura románica

1. Los precedentes históricos:

· LA ESCULTURA ROMÁNICA no surge por generación espontánea,; hay que buscar sus antecedentes en los ensayos prerrománicos de los pueblos bárbaros: joyas, marfiles, iluminación de códices, etc., en la estatuaria bizantina: la herencia grecolatina mediatizada por la espirtualidad cristiana (hieratismo, simbolismo y carácter sobrenatural) y en la escultura tardorromana y los sarcófagos paleocristianos, que aportaron rasgos formales e iconografía. 2. La subordinación al marco arquitectónico: el concepto de espacio-límite.
· La portada y el capitel son el soporte específico de la escultura. Estos espacios constituyen el límite natural de la escultura monumental y el relieve; tales manifestaciones están obligadas a adaptarse al marco arquitectónico.
3. Características formales:
· Antinaturalismo: desconexión de lo representado con el mundo real. Carácter simbólico y alegórico. Se busca a expresión del contenido religioso.
· Las figuras se deforman intencionadamente buscando el impacto emocional.
· Simplicidad y estilización. Geometrismo y abstracción.
· Rehusa la representación del cuerpo humano desnudo, todas las figuras se cubren con vestiduras. No hay canon de proporcionalidad, ni equilibrio entre masa y peso.
· Las figuras son rígidas, hieráticas. Solemnes y alargadas, para acentuar su carácter espiritual. Técnicamente aparecen como primitivas, con un cierto aire arcaico.
· Ausencia general de movimiento.
· Las composiciones y escenas se yuxtaponen en un mismo plano, sin formar grupos.
· Falta volumen, las composiciones son planas y simétricas, con un claro predominio de la frontalidad.
· Es una plástica que se dirige a la mente, de una gran carga intelectual, dado que transmite contenidos ideográficos con una evidente afán didáctico.








2. TEMÁTICA E ICONOGRAFÍA

· La temática está inspirada y determinada por la Iglesia así como el conjunto de imágenes que articulan su expresión (iconografía). La jerarquización de los temas es una constante en cuanto a qué espacios ocupan y qué relevancia visual tienen.
· La inspiración para las imágenes procede de las miniaturas prerrománicas y los marfiles bizantinos, que sugieren modelos, actitudes y composiciones.
· La temática se extrae del Antiguo y del Nuevo Testamento, o de las hagiografías (vidas de santos y mártires) más significativas.
· La catequesis pétrea se completaba con alegorías sobre los pecados, vicios y virtudes, etc. intentando llevar a la plástica ideas o conceptos que impresionaran la conciencia popular.
· La Portada es el espacio elegido para la escena principal;
En el tímpano podemos hallar:
· El Pantocrátor o Cristo en Majestad, envuelto en la “mandorla mística” y rodeado de los cuatro evangelistas (el tetramorfos: el
león representa a San Marcos; el ángel a San Mateo; el toro a San Lucas; y el águila a San Juan).
· El Juicio Final, a cuyos pies aparecen los 24 ancianos citados en el Apocalipsis de San Juan.
· La Virgen.
· La crucifixión
· El Crismón que representa a la Santísima Trinidad

Las jambas (los elementos verticales que sustentan el dintel de un vano o un arco) a veces podemos hallar también figuras de santos u otros motivos.
Las arquivoltas se decoran con motivos geométricos o figuras humanas, que se adaptan al arco de la moldura.


Además de los grandes programas escultóricos que decoran las portadas de las iglesias y los capiteles de los claustros, podemos encontrar ESCULTURA EXENTA DE PEQUEÑAS TALLAS EN MADERA policromada O MARFIL. En esta tipología destacan dos temas muy comunes en el estilo románico:
· Los CRISTOS (majestas domini) que representan la imagen de Jesús crucificado. Caracterizados por su rigidez hierática, su composición y disposición geométrica, cuatro clavos, ojos muy abiertos y en actitud serena, alejado de cualquier expresión de dolor o sufrimiento.
· La VIRGEN CON EL NIÑO, de similares características formales. Puede aparecer como THEOTOCOS (como Madre de Dios con el niño, que adopta gestos y actitudes de adulto); la Virgen puede ser utilizada como TRONO o asiento de Dios (THEOTRONOS) o también como KIRIOTISSA (modelo de tradición bizantina de Virgen entronizada, rígida, y con el niño sobre sus rodillas dándole la espalda.

EN CONCLUSIÓN:
Hemos de valorar el aspecto significativo de la plástica románica, su carácter alegórico y fuerte expresividad. El predominio de lo didáctico sobre cualquier otro aspecto, de ahí su aparente simplicidad técnica y primitivismo formal. El papel determinante de la Iglesia y, por tanto, del contenido religioso y místico por lo que se aleja e toda preocupación por la belleza formal. El mundo sobrenatural es el ámbito expresivo del románico, se aleja por tanto de la representación del mundo terrenal y natural. El hieratismo solemne se justifica como expresión de la inmutabilidad de la fe cristiana.
Técnicamente la escultura románica evolucionará hacia un mayor naturalismo y dinamismo compositivo, por lo que la nueva expresividad se corresponderá con un nuevo contexto social, económico y cultural; el gótico será su cauce.

ANEXO EL SIMBOLISMO EN LAS ARTES PLÁSTICAS ROMÁNICAS
El Bestiario real y fantástico
Procedente del mundo grecorromano, bizantino y persa, el bestiario fantástico se apodera del mundo románico no sin resistencias y críticas por pensadores de la época. Pero el románico sacraliza esta estética pagana convirtiendo a los animales -tanto reales como imaginarios- en portadores de virtudes o perversiones por lo que su aparición en capiteles, canecillos, tímpanos, etc. es reinventada y usada con sentido de enseñanza y advertencia.
Quizás es el bestiario fantástico el motivo escultórico que más interés genera entre nosotros y el que mayor efecto de intimidación provocaría en el hombre medieval. Generado por combinación de partes de animales diferentes, su estampa, en ocasiones atroz, se reforzaba mediante lucha con hombres indefensos, con el objetivo de conmover para renegar del pecado.
Aunque cualquier símbolo tiene dualidad de significados, incluso completamente opuestos, el románico usó ciertos animales con predilección para manifestar el bien y otros como formas del mal y del diablo.
Entre los primeros se encuentran fundamentalmente las aves en general, a menudo por comparación con el alma, ya que pueden ascender y alejarse de lo terrenal en busca del cielo, y en ocasiones se les representa picando sus patas para poder despegar de la tierra y poder volar hacia las alturas. Un ave especialmente representada como ejemplo del bien es la cigüeña, por su carácter de ave de buen agüero, además de ser monógama y comer serpientes (se le representa a menudo con una serpiente en su pico). También el león o el águila, por su fuerza y nobleza, suelen representar valores positivos, inclusive al propio Cristo. Es frecuente encontrar leones, águilas y grifos en las enjutas de las portadas, como guardianes del templo.
En la nómina de los animales frecuentemente relacionados con el mal solemos encontrar al mono, como caricatura grotesca del hombre, la serpiente, símbolo por antonomasia del pecado y del demonio, la liebre y el conejo asociados con la lujuria por su fertilidad, el jabalí y el cerdo por ser lujuriosos, sucios y perezosos, la cabra, el macho cabrío, etc.
Dentro del bestiario fantástico existen animales empleados con carácter positivo, como los grifos (cabeza y alas de águila con cuerpo de león) que dada su combinación de partes de animales nobles se usan, como se ha indicado, como guardianes en las entradas (puertas y ventanas) de las iglesias.
Sin embargo, la nómina de animales fantásticos maléficos es mucho más amplia. Los dragones son los más genuinos enemigos de Dios y el hombre. Su representación en el románico se aleja de las formas que las leyendas nórdicas de siglos posteriores han hecho llegar hasta nuestros días. El dragón románico es una ave con cabeza perruna de grandes ojos y cuencas profundas, con orejas puntiagudas y alargadas fauces amenazantes. Su cola es de serpiente y en ocasiones en lugar de patas de ave muestra pezuñas.
Otros animales maléficos son la arpía (cuerpo de rapaz, busto femenino -aunque en ocasiones también masculino- y con frecuencia, cola de serpiente) y la sirena (cuerpo femenino y cola o colas de pez), ambas representando la seducción y atrapamiento por los placeres carnales.
Los basiliscos (cabeza monstruosa con cresta de gallo con cuerpo y cola de serpiente) son los encargados de transportar las almas de los condenados al infierno. Los centauros (cabeza y tronco humanos y resto de caballo o equino) simbolizan la brutalidad y lujuria y con frecuencia se les representa con arco y flecha disparando a sirenas.






Simbolismo vegetal y geométrico
Para la mayoría de los autores, diversos elementos aparentemente decorativos fitomórficos y geométricos, tales como ajedrezados, puntas de diamante, rosetas, dientes de sierra, también pueden encerrar valor simbólico. Las representaciones circulares, como bezantes, rosetas, etc., tendrían valor solar y eucarístico y sobre ellos se añadirá nueva carga simbólica en función del número de pétalos o partes de que se compone (ver simbología numérica). Los zigzagueados y dientes de sierra, tan presentes en todo nuestro románico, especialmente en las portadas del románico asturiano y segoviano, sugeriría -al igual que en el anglonormando de donde procede- la fuerza purificadora de las aguas y los altibajos continuos que supone toda progresión espiritual. Es frecuente encontrar esta figuración también en las pilas bautismales.
El taqueado y ajedrezado, muy difundido en diversas versiones en el románico español y que arranca de la catedral de Jaca, induce a pensar en la alternancia y elección constante entre la dualidad bien-mal.
Representación de Dios
Dios es ampliamente representado en el románico como un anciano venerable y solemne, pero son más interesantes otras representaciones más abstractas, como, por ejemplo, la mano de Dios. La mano ha sido desde muy antiguo símbolo de poder protector y en el románico suele aparecer en acto de bendecir rodeada por un limbo entre nubes y situada por encima del resto de las escenas.
La principal representación de Cristo es el "Cristo Pantocrátor", es decir como sumo señor del tiempo y de todas las cosas. Se halla especialmente ubicado en los tímpanos de las portadas y en la bóveda de horno del ábside. Cristo se encuentra inscrito en la mandorla mística y alrededor de él se desparrama el resto de símbolos terrenales y divinos: Tetramorfos, ángeles, profetas, ancianos, apóstoles, condenados, salvados, etc. Otra forma en que Cristo aparece esculpido o pintado en el románico es en la cruz, como glorioso triunfador de la muerte.
El crismón es el anagrama de Cristo formado por las letras griegas "rho" y "xi" que son las dos iniciales del nombre en griego. Suele ir acompañadas del "alfa" y "omega". Los llamados crismones trinitarios añaden una "S" del Espíritu Santo, al querer expresar la Santísima Trinidad (ya que se confunde la "P" o "rho" griega con la "P" latina). Por último citaremos que Cristo puede ser representado de manera teriomórfica, por ejemplo en forma de pez, cordero, león, etc.


Constantes bíblicas
Algunas de las representaciones más comunes del románico son episodios bíblicos que además suelen estar cargados de denso simbolismo, como los episodios del Génesis, con la creación del hombre, el pecado original y la expulsión del paraíso, donde Eva es a la vez tentadora y fecunda o Dios aparece como justo e implacable pero a la vez benévolo.
Daniel en el foso de los leones también es ampliamente esculpido en capiteles. Es la victoria del débil e indefenso hombre que halla su fuerza en la confianza en Dios.
La visión de la gloria apocalíptica y juicio final son representaciones muy prolíficas en el románico de todos los ámbitos geográficos con su mensaje de esperanza de lo que nos espera después del combate con la bestia feroz: el Mal. A medida que el románico madura es más frecuente la representación de episodios de las vida de Cristo, en especial la Anunciación, el Nacimiento, la Adoración de los Reyes Magos, los milagros y el ciclo de la Pasión.


Escatología
La manera en que el románico representa la muerte es con la salida del alma del cuerpo. El alma suele ser representada como un niño o una cabecita. El infierno aparece como un lugar caótico con todo tipo de suplicios a manos de demonios o bestias deformes, también como una caldera sobre una hoguera avivada por los demonios. El Cielo, por su parte, es un lugar ordenado y sereno donde los salvados aparecen vestidos bajo las arquerías de la perfecta ciudad, la Jerusalén Celeste.
Los ángeles nunca tuvieron tanta relevancia como en el periodo artístico románico. Su representación es de bellos personajes de cabellos largos y bien peinados, con rostros suaves y agradables y grandes alas. Son una de las delicias que el románico nos regala.
Los demonios, sin embargo, son esculpidos y pintados con enorme variedad de formas. La mayoría son figuras grotescas, deformes y feroces, con ánimo de espantar al observador.




El número y su simbología
Para Pitágoras, los números definen y explican la armonía cósmica, en la medida en que expresan las fuerzas que regulan la relación del hombre con la Unidad y Divinidad. El románico también toma de tradiciones y culturas anteriores el valor del número para expresar mensajes transcendentes. En este sentido diversos elementos arquitectónicos, escultóricos y pictóricos, como canecillos, arquivoltas, cenefas, rosáceas, bolas, estrellas, etc., muestran series numéricas específicas cargadas de simbolismo por descifrar. El "uno" es el numero de la unidad y el Principio Creador. EL "dos" es símbolo de ambivalencia y conflicto. La dualidad de la condición humana en constante lucha entre bien y mal. El "tres" es el número de lo celeste y la Santísima Trinidad. El "cuatro" es el número por excelencia de lo terrenal y lo proteico. El "siete" es la suma perfecta, el ciclo completo de lo terrestre (4) y lo celestial (3) y por tanto de la creación, que se llevó a cabo en siete días. Esta carga simbólica le confiere gran valor mágico. El carácter de culminación y obra perfecta se percibe en los siete arcos de muchas galerías porticadas, como la de la Virgen de la Vega de Segovia. El "ocho" es el número de la regeneración, por ello se talló en las cenefas de numerosas pilas bautismales. El "doce" es el símbolo de orden cósmico y de Cristo como Cronocrátor, dominador del tiempo (12 meses del año). La Jerusalén Celeste tiene 12 puertas e igual número tiene el Colegio Apostólico.





Características de la pintura Románica

1.1. Origen

- En la pintura y mosaicos bizantinos.

- Como base el prerrománico de cada país, sobre todo las miniaturas prerrománicas.

1.2. Técnicas

A) El fresco

- Pintura sobre un revoco fresco de cal. La más utilizada (pintura mural).

B) El temple

- En la pintura sobre tabla de los frontales de los altares, antecedentes de los retablos posteriores.

C) Las miniaturas

- Siguen una amplia tradición cristiana en la iluminación de códices y libros.

1.3. Características técnicas y estilísticas

A) Antinaturalismo

- Antinaturalismo por su carácter simbólico y abstracto.

- Claro poder expresivo, destaca lo expresivo frente a la belleza de las formas.

- Otros arcaísmos, como la frontalidad, el hieratismo, las desproporciones, el canon alargado y la estilización, etc.

B) El dibujo

- Contorno de trazo negro grueso, como marco del color, mediante trazos rápidos y seguros.

C) El color

- Plano, puro, sin mezclas, a lo sumo dos o tres tonalidades, de gama reducida.

D) Profundidad, volúmenes y luz

- La luz no crea volúmenes, es una pintura plana. Pintura bidimensional, sin paisaje ni perspectiva.

- Fondos uniformes, de un solo color o formando bandas paralelas de diferentes colores.

E) Composición

- Figuras yuxtapuestas y frontales rellenando el plano.

- En las escenas de grupos las figuras no se relacionan hasta época tardía, finales del siglo XII.

1.4. FINALIDAD, temas Y Localización

A) Finalidad de la pintura

- Como la escultura se destina a la instrucción religiosa, su finalidad única es el mensaje, fin educativo.

- Por eso carácter antinaturalista y expresionista.

- También importante su finalidad decorativa.

B) Temas en los ábsides

- Pantocrátor, dentro de la mandorla mística y con el nimbo crucífero, rodeado por el Tetramorfos, ángeles o santos.

- La Virgen Quiriotisa, como Trono del Señor, generalmente recibiendo las ofrendas de los Reyes Magos.

C) En los muros

- Apóstoles, Santos y otras escenas bíblicas.

- Pueden aparecer también temas profanos, como cacerías, caballeros, etc.

D) Tablas de los Altares

- Generalmente divididas en tres calles verticales:

+ en la central el Pantocrátor, la Virgen o Santo Titular;

+ en las laterales escenas de la vida de santos, etc.

E) Pintura en el exterior

- Pinturas al fresco también en los exteriores.

- Sin olvidar la policromía de los conjuntos escultóricos.



Antecedentes de la pintura románica


El Románico se da en el occidente cristiano entre los siglos XI y XII ó XIII, según los países, y es el resultado de la tradición romana a la que se unen las influencias orientales, bien a través de Bizancio o bien por medio de los árabes del mediodía español. Su difusión se debe principalmente a las peregrinaciones y a la orden benedictina La pintura románica presenta una gran unidad, y tiene sus orígenes en la pintura bizantina de los siglos XI y XII, que aporta la disposición de los frescos en el interior de las iglesias y los caracteres iconográficos de las representaciones, y en la tradición clásica occidental.

Edificios Románicos en Italia









Catedral de Módena



Descripción: En la fachada oeste de la catedral de Módena se abren tres puertas, de las cuales la que concentra la mayor parte de la decoración escultórica es la central, conocida como Portale Maggiore. Dicha portada está protegida por un cuerpo avanzado a modo de medio baldaquino, soportado por dos columnas, con magníficos capiteles corintios, que se apoyan, a su vez, en sendas figuras de leones sentados de época romana (s.I d. C.). En las enjutas de dicho cuerpo saliente hay encastrados dos relieves que representan a dos ciervos compartiendo cabeza y un león y una leona luchando contra dos serpientes. La portada, que carece de tímpano, está formada por una arquivolta, un dintel y dos jambas densamente decorados. En la arquivolta podemos ver una sirena-pez, un hombre con un halcón, otro luchando contra un basilisco, un grifo, al bicéfalo dios Jano(que muestra sus genitales), tres hombres vendimiando, animales y otros personajes. En el centro del dintel se puede ver una cara de un individuo barbado soplando que podría representar los vientos. A ambos lados del mismo dos aves picotean unos frutos. El resto del dintel está decorado con unos magníficos temas vegetales en forma de espiral y con dos individuos en los extremos que recogen frutos. Las jambas contienen en sus caras interiores las figuras de 12 profetas. Las caras exteriores representan a leones y animales fantásticos, a veces luchando entre ellos o contra hombres, un centauro y dos aves bebiendo de un cáliz. Todos ellos están rodeados de tallos y decoración vegetal. En la parte inferior de las dos jambas, sendos atlantes soportan el peso de toda la escena. Sin lugar a dudas lo más destacado de toda la fachada son los cuatro relieves que representan escenas del Génesis. El relieve ubicado sobre la puesta del lado norte incluye las escenas de la creación de Adán, Eva y el pecado Original, además de una Maiestas Domini soportada por dos ángeles. Junto al Portale Maggiore, podemos ver en el lado norte la repobración de Dios, la expulsión del Paraíso de Adán y Eva castigados al trabajo y en el lado sur la ofrenda de Caín y Abel, Caín matando a su hermano y a Dios preguntando a Caín por Abel. Sobre la portada del lado sur sur esté el cuarto relieve, el cual contiene tres escenas, las cuales se suelen interpretar como Lamech matando a Caín, el arca de Noé, y Noé con sus hijos. Posiblemente en un origen los cuatro relieves podrían haber formado un friso continuo. Se atribuye a los maestros Campionesos (originales de Campione di Como), los cuales se hicieron cargo de las obras de la catedral a partir de 1190, el haber reubicado estos relieves en sus lugares actuales en torno al año 1200, cuando abrieron las dos puertas laterales de la fachada. Completan la fachada dos relieves empotrados en el muro que representan a dos genios alados y una placa con una inscripción, sostenida por los profetas Enoc y Elias, en la que se fecha la fundación de la catedral 1099. En dicha inscripcion se incluye, posiblemente con posterioridad, una frase laudatoria con el nombre del escultor Wiligelmus. Teniendo en cuenta el origen romano de los dos leones A. Kingsley Porter aporta una sugerente teoria: Lanfranco y Wiligelmus utilizaron dichos leones, encontrados en ruinas romanas, como soporte al cuerpo saliente de la portada, siendo, de esta forma, el primer caso de este tipo de portada, la cual se repetiría en numerosas ocasiones en Italia y llegaría incluso a Francia y a Alemania.






Basílica di San Zeno Maggiore






La Basilica di San Zeno Maggiore, construida y reconstruida entre el siglo V y el siglo XII, es una de las más bellas y significativas iglesias románicas del norte de Italia. El rosetón de la ventana, que representa a una muy pagana Rueda de la Fortuna, impresiona por su complejidad y delicadeza. El interior está cubierto
de frescos realizados también de la Edad Media, aunque la imagen más atractiva es la Madonna con Santos de Mantegna en el altar.




Basílica de Ambrosio




Historia

La construcción de este edifício se realizó entre los años 379 y el 386 por por encargo de Ambrosio, obispo de Milán. Se erigió en una zona en la que según se sabia fueron sepultados los cristianos martirizados en la época de las persecusiones romanas. Denominada en un inicio Basilica Martyrum.

Con el paso de los años se fue reestructurando y agregando diseños nuevos a su arquitectura, recién entre los años 1088 y 1099 tomó su aspecto definitivo por orden del obispo Anselmo.

Diseño

Altar de VolvinoEsta iglesia ha sido considerada como uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura romanica de Lombardia. Ello se puede apreciar en las dos torres de campana, la fachada larga y baja, el pórtico y los ladrillos rojos que tiene.

La Basílica de San Ambrosio posee dos torres, la del lado derecho llamado “dei monaci“, data del siglo VIII. La torre izquierda, denominada “dei canonici“, data de 1144 y resalta por ser la más alta.

El pórtico se encuentra delimitado por cuatro muros. En el interior posee arcos sostenidos por pilares rodeados de semicolumnas.
En la parte interna se puede encontrar el Sarcófago di Stilicone, y el altar de oro de Volvino.

Uno de los trabajos más importantes es el mosaico: en un fondo de oro podemos ver la figura de Cristo Pantocrator, rodeada por los mártires Gervasio y Protasio y los arcángeles Gabriel y Miguel.